Cuando decidí elegir la carrera de Ciencias y Artes de la Comunicación, me prometí a mí misma no abandonar mi sueño de investigar académicamente, el cual, en el país en el que vivimos, puede resultar un desafío. Durante mi formación en periodismo, cada vez iba reafirmando mi pasión por la política y comprendiendo que nuestra profesión cumple un rol fundamental cuando se intenta transmitir información veraz, ideas plurales, demandas y luchas. En el proceso de descubrimiento, llegué a una clase de Comunicación y Medios Digitales, sé que puede sonar subjetivo, pero fue así: siento que esa asignatura y yo estuvimos destinadas a encontrarnos cuando me sentía perdida en la búsqueda de aterrizar mi pasión y crecimiento profesional.
En esas dieciséis semanas de clase, conocí la comunicación política. Realmente, un semestre anterior yo había planteado un borrador de investigación relacionado al análisis electoral y cómo es que el framing se desarrolla dentro de los medios de comunicación para generar un impacto en la opinión pública. No obstante, nadie me dijo que el interés de una joven que recién se involucraba en la carrera se encontraba dentro de ese campo y que, probablemente, se convertiría en el inicio de lo que ahora puede llamar su vocación.
De este modo, fue como que por mucho tiempo estuve buscando un espacio en el que podía demostrarme a mí misma que era posible mezclar mi pasión por el periodismo y la investigación académica, específicamente en temas sociológicos que se vinculan a la comunicación política, y volverlos uno solo. El sueño estaba vigente, solo faltaba encontrar la oportunidad idónea. Durante mi intercambio estudiantil a España, recuerdo que vi una publicación en la que Comunica Lab invitaba a alumnos y egresados a insertarse a un laboratorio de investigación desde distintas perspectivas. No lo dudé más, solo recuerdo que, de pronto, me había llegado un correo de confirmación. Ese fue el inicio de lo que considero es el primer paso para afirmar que, como profesionales de la información, tenemos una responsabilidad enorme en la creación de discursos sociales frente a un espacio colectivo que ejerce su derecho a opinar y accionar.
Así, me aferré a mi propuesta de investigación que plantee en mi primer ciclo dentro de la facultad, la fui puliendo con apoyo de las asesoras de este espacio para dar a luz a lo que será “La teoría del Framing y la construcción de discursos ideológicos en la prensa limeña escrita sobre las representaciones sociolingüísticas de los candidatos de izquierda durante las campañas electorales: el caso de Verónika Mendoza en las elecciones presidenciales 2021 y el diario Perú 21”. Este ha sido y sigue siendo un proceso de conscientización como profesional y persona, me ha demostrado de que uno nunca deja de aprender y, sobre todo, que una investigación cobra su valor en la utilidad que pueda cobrar, más aún, en un contexto de lucha de poder político tan marcado como ocurre en el Perú.
