Es cierto que muchos artistas atraviesan, por momentos, un bloqueo creativo. La presión social y el miedo al fracaso influyen en poner en duda nuestra creatividad o talento. Sin embargo, esto no solo sucede en el mundo de la pintura, dibujo o diseño, sino también en los y las escritoras. Durante estas semanas de investigación, por más planificada que esté mi estudio sobre el rol del eduentretenimiento en redes sociales para la exploración de la sexualidad plenal en jóvenes, surgió mi mayor miedo de escribir. El bloqueo creativo existe también en quienes nos dedicamos a la redacción, pero ¿cómo afrontarlo? En realidad, el “truco” es aprender a lidiar con ese miedo y reconocerlo es uno de los primeros pasos que hay que hacer. Acompáñenme en este camino de entender por qué a los redactores nos suceden estos pequeños momentos de bloqueo mental.
Primero, hay que entender que la creatividad consiste en un constante aprendizaje y, como tal, no es lineal ni siempre ascendente. De igual forma, el talento no es suficiente cuando te quieres dedicar al arte, porque recordemos que redactar es también un tipo de arte. Muchos artistas lo que hacen en su proceso creativo es inspirarse de otros artistas, buscar referencias y profundizar en ellas. Es como lo que hacemos los investigadores cuando buscamos bibliografía para nuestro estado de cuestión: hacemos una exhaustiva revisión de documentos para identificar lo que se ha hecho en relación a lo que nosotros queremos estudiar. Ahí nos podemos topar con diferentes estilos de redacción y nuevos aprendizajes de los autores que hay que tomar en cuenta para nuestras investigaciones.
El equivocarse es algo inevitable y creo que este factor es algo que nos cuesta aceptar a muchos. Es parte del proceso de aprendizaje. En mi experiencia, me di cuenta que redactaba muchas veces en función de las expectativas que pueden tener otras personas de mí; por eso, le temía bastante al error. Claro, por un lado, el hecho de que te exijan es importante para aprender, pero no hay que olvidar que cada uno y una tiene su propio estilo de escritura.
En estos bloqueos de creatividad, pensaba a quién realmente le estoy escribiendo: ¿Para mí o para otros? ¿Quién es ese “otro”? La inspiración también puede provenir de nosotros mismos y confiar en nuestra capacidad nos puede ayudar a combatir ese miedo. Escribir para nosotros es válido y hasta puede ser un momento terapéutico interesante, donde podemos reencontrarnos y entendernos. Esto es cubrir ese espacio que le podemos dedicar a nuestro interior que muchas veces relegamos por cumplir otras actividades que no necesariamente son para nosotros, sino para otros.
Por último, con esto, no busco decir que esta es la solución definitiva, porque es verdad que cada uno de nosotros podemos encontrar ese espacio para reconectar con nosotros mismos a través de diferentes actividades. Pero me parece importante abrazar ese miedo, que en realidad es un miedo en función de un “otro”. Entender de dónde proviene será un primer paso para enfrentarlo según lo que nos haga sentir más cómodos. Y recordemos que pedir ayuda es también válido en este proceso. Espero que todo esto pueda ayudarles a tener ese momento de reflexión muy necesario para nuestro aprendizaje.
