Durante mis primeros años de universidad nunca pensé en esta como un espacio de investigación. Ocasionalmente leía o escuchaba que se daban conferencias, charlas, congresos, y una serie de eventos que para mí eran muy lejanos y poco atractivos. Yo iba a la especialidad de Comunicaciones a hacer algo, no a quedarme detrás de un escritorio leyendo libros. Había asumido que la carrera de Comunicación para el Desarrollo era principalmente viajes de campo, trabajo con diferentes personas y organizaciones, y sinceramente esos eran los aspectos que más llamaron mi atención al momento de escogerla.
Así pensaba hasta que un día me tocó llevar el curso de Investigación Académica. Todavía no pasaba a facultad, cuando tuve que hacer mi primer trabajo académico serio. Anteriormente había llevado otros cursos para realizar ensayos y otro tipo de textos, pero este curso era diferente, como una prueba final. Lo más importante para mi era claramente el tema. Sabía que tenía que escoger algo que me gustara mucho para no aburrirme y poder hacer un buen trabajo. Elegí hacer una investigación sobre la música y los procesos de filtración social. Si bien era un tema alejado de las comunicaciones, me gustó la idea y decidí hacerlo. No fue la mejor investigación que haya podido hacer, y si ahora la volviera a leer probablemente cambiaría cada párrafo, pero durante esos meses de trabajo me di cuenta de algo importante: investigar no era tan aburrido como pensaba.
De ese modo, cuando ingresé a Facultad, tenía una mentalidad mucho más abierta frente a la investigación. Me empezó a parecer algo emocionante y lleno de oportunidades. Descubrí que desde la Comunicación para el Desarrollo podía explorar diversos campos y temáticas. Sin embargo, también comprobé que efectivamente, la carrera tenía principalmente un enfoque práctico, y esto me conflictuaba. Los espacios de investigación eran reducidos y poco a poco empecé a olvidarme nuevamente de esta motivación. Me resultaba curioso porque tenía muchos compañeros que pensaban lo contrario, que la carrera era muy teórica y que más bien, lo que faltaba era la práctica. Desde ese momento comencé a pensar en cómo nos acercabamos a las comunicaciones. ¿Realmente se hace más énfasis en lo práctico? ¿Debería primar por sobre lo teórico? ¿Se podría encontrar un balance entre ambos?
Espacios como Comunica Investiga Lab me parecen valiosos justamente por esta razón, porque intentan darle una respuesta a estas preguntas mediante la experimentación, la prueba y el error. La investigación tiene tradicionalmente una mirada académica y rígida. Muchos estudiantes ingresan a sus carreras con la idea de que la única forma de hacer un trabajo de investigación es a través de un texto. Pero la investigación debería ser una herramienta que el autor pueda utilizar y adaptar a sus necesidades. Desde que me encuentro realizando mi propio proyecto, he tenido que modificar objetivos, preguntas, marcos y cronogramas. La virtualidad también ha sido tanto un reto como una oportunidad durante la etapa de recojo de información. Así como yo he tenido mis propias experiencias, creo que cada investigador/a se enfrenta a las condiciones propias de su trabajo. No todos deben investigar igual, ni tener la misma metodología. Finalmente creo que el objetivo es disfrutar el proceso, realizarlo con pasión, rigurosidad y libertad de poder aprender y desaprender en el camino.