Tengo que confesar que antes de entrar a la universidad pensaba que la Investigación Académica era lo más aburrido del mundo. Me imaginaba a científicos o profesores mayores rodeados de libros de temas “serios”, como filosofía o historia, que lo sabían todo y solo trataban de reforzar sus teorías.
No veía a nadie como yo, estudiante mujer, joven, inexperta e interesada en temas considerados triviales como series, novelas y moda. Así que decidí que la investigación nunca sería para mí porque era para personas serias que estudiaban cosas serias y yo nunca encajaría en esas categorías. No fue hasta que llevé el curso de Investigación Académica en la universidad que me di cuenta que estaba equivocada.
La investigación es todo lo contrario a la seriedad, es en realidad, curiosidad. Es querer conocer más allá de lo que vemos y arriesgarse a saber el por qué de las cosas. Y con esto me refiero no solo a aspectos académicos, sino a literalmente cualquier cosa.
¿El racismo en la industria de la moda? Check ¿La influencia de Barbie en la elección de carreras? Check ¿Los fandoms de K-pop como agentes de la democracia? Check y he perdido la cuenta de cuantas investigaciones de Harry Potter he encontrado hasta ahora. La investigación está lejos de ser seria, en realidad, puede ser divertida y entretenida si tratas un tema que te apasione.
Hay algo gratificante en conocer más sobre el mundo que nos rodea y conocerte a tí mismo en el proceso. El tema que estoy trabajando actualmente en Comunica Investiga Lab es sobre la influencia de una de las series que marcó mi adolescencia: Casi Ángeles. Mientras revisaba diferentes papers y tesis sobre el impacto de los medios en los jóvenes pude comprender por qué me comportaba de cierta manera. Resulta que no estaba loca por creer que me casaría con Niall Horan de One Direction (tenía 13 ok, prohibido juzgar), sino que es normal que los adolescentes experimenten el “enamoramiento” por primera vez y de forma intensa aún hacia personas que no conocen (Rice, 1999). Volviendo al tema de la Investigación de Casi Ángeles, mi actual investigación se centra en su fandom, el cual a pesar de que la serie haya terminado oficialmente en 2010, sigue activo en redes sociales. Cuando realicé la primera convocatoria las respuestas me impactaron, más de 50 personas querían participar en la investigación y eso no podría haberme hecho más feliz.
Si bien estoy trabajando de forma individual en esta investigación, el saber que tengo una comunidad que me respalda me quita un gran peso de encima El Lab me ha enseñado que más que ver a otros investigadores como competencia (que es lo que suele pasar en el mundo académico), hay que verlos como compañía. Las chicas del Lab son las únicas personas que entienden lo tedioso que es planear entrevistas o grupos focales, que no te respondan y volver a insistir. Saber que no estoy sola es algo que me motiva muchísimo y de lo que estoy muy agradecida.
Esta experiencia me ha hecho ver la investigación con nuevos ojos, estaba acostumbrada a la sola imagen del investigador como alguien tan lejano a mí que no me di cuenta de que en realidad, todos somos investigadores en potencia. La curiosidad ya es parte de nosotros, solo nos falta ponerlo en práctica.
Bibliografía
RICE, Philip. 1999 Adolescencia: desarrollo, relaciones y cultura. Madrid: Prentice Hall