Y hoy llegó mi turno. No tenía muy claro cómo comenzar ni qué decir. Hoy, a unos cuantos meses de haber empezado esta aventura que es Comunica Investiga Lab, dos cosas me vienen a la mente: un poema y una idea: el primero, Ítaca de Cavafis; y la segunda, universidad de investigación. Dos cosas aparentemente desconexas. Pero como dice Chiara Rodríguez(1) “cuando logramos hallar ese nexo [entre lo aparentemente diverso], existe una sensación que mezcla la sorpresa, la emoción y el goce con el conocimiento”. Por eso los invito a preguntarse ¿qué tienen en común un laboratorio, un poema y una idea?
La PUCP ha decidido convertirse en una universidad de investigación. Y aunque parece obvia la pregunta, me parece imprescindible cuestionarnos qué significa ello. A fines del siglo XX, Ernest Boyer(2) hace “un análisis acerca del trabajo académico, acompañado de varias propuestas que pretenden enriquecer y hacer flexible dicha labor, mejorar la calidad de sus funciones y transmitir la importancia y reconocimiento que requiere la enseñanza en el nivel de licenciatura” (Vega, 1999, p. 161). El trabajo de Boyer se centra en la labor académica del docente universitario como medio para transformar la universidad. Muchos dirán, frente a la continua profesionalización de las universidades la necesidad de hacer de la investigación y la enseñanza un eje integrado es una necesidad para mejorar la calidad de la enseñanza, pero, sobre todo, la calidad de la formación profesional. Y yo concuerdo con ello. Pero, ¿y los estudiantes?, me pregunto. ¿Qué rol les cabe dentro de este proceso de cambio? ¿Es suficiente el cambio de las funciones de lxs docentes para lograr cambiar a la universidad? ¿Puede transformarse la universidad en una de investigación sin la participación activa de lxs estudiantes en la orientación de dicho cambio? “Es interesante que el reporte cite el hecho de que aun en las universidades de investigación muchos de los estudiantes de licenciatura egresan sin haber conocido nunca la investigación de primera mano” (Arechavala, 2001, p. 1). Y es aquí, donde la idea se une con el poema.
Para mí, una universidad de investigación no es aquella donde los docentes investigan y se mantienen actualizados en sus temas de especialización y, por ende, son capaces de brindarme los últimos avances del conocimiento. En la sociedad de la información y el conocimiento(3) no basta saber lo último del saber. La velocidad con la que este crece y se vuelve, en algunos casos, obsoleto, es impresionante. Hay que saber seleccionarlo y construirlo. Por ello, mi idea de una universidad de investigación es la de una institución que mantiene el eje de su hacer en la formación de profesionales. Pero no cualquier profesional. Sus graduados se caracterizan por su capacidad de investigar para aportar a resolver los problemas del desarrollo humano y sostenible en el país y en el mundo. Esta competencia, sin embargo, no surge por generación espontánea. Se cultiva, se desarrolla en los graduados desde su etapa de estudiantes durante su periodo de estudios dentro de la universidad. Esta es una comunidad educativa donde tanto sus docentes como estudiantes investigan. Y lo hacen juntxs, generando sinergias que potencian no solo los resultados de sus indagaciones, sino de sus métodos y técnicas para hacerlo. Una comunidad de investigadores donde el saber académico no excluye ni se privilegia por encima del saber que surge de la práctica de la investigación profesional(4). Se reconoce el lugar diferenciado que ambos tipos de saberes ocupan en el mundo y en los procesos de construcción de conocimientos. Una universidad de investigación, a diferencia de un centro de investigaciones que solo produce investigaciones, es una institución educativa que forma profesionales investigadores noveles, a partir del compartir y contrastar ideas, métodos, fuentes y demás insumos para la investigación con sus docentes como investigadores expertos durante su etapa de formación. Pero la realidad actual de las universidades es completamente distinta. Recordando a Vallejo(5) diremos “Hay, hermanos, muchísimo que hacer”, todavía. ¿Se imaginan? Seguramente que lxs docentes tendremos que inventar nuevas formas de enseñar y evaluar los aprendizajes. Seguramente lxs estudiantes tendrán que asumir el reto que significa elegir sus temas y construir sus rutas de formación y ejes de especialización. Seguramente la universidad deberá reinventar la acreditación de la formación de sus graduados, la relación y contratación de sus docentes, los recursos y espacios de formación que utiliza, sus formas de financiamiento y otros cambios más. Esa es mi Ítaca. Como dice Cavafis, sin ella no habría emprendido el camino de la docencia.
Mis primeras experiencias de investigación las tuve cuando estudiaba economía en la Universidad del Pacífico. Comencé fichando libros para un docente. A pesar de ser un tema interesante, me pareció aburridísimo. Luego, un grupo de amigos nos juntamos y decidimos hacer un trabajo de campo sobre la Reforma Agraria de Velasco y nos pasamos un verano entero viviendo y trabajando en unas cooperativas de producción agrarias. Eran las haciendas expropiadas del Valle de Huaral, Chancay y Aucallama. Fue una experiencia fabulosa. Aprendimos de todo, no solo de economía ni del sector agrario. Pero donde realmente aprendí a investigar, fue cuando ingresé a estudiar artes visuales a la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú (ENSABAP). Investigar en las artes(6) es indagar creando una propuesta artística. Es la investigación que se hace desde la práctica artística misma articulando, de manera reflexiva y no reflexiva, conceptos, teorías, experiencias, intuiciones y convicciones. Es investigar y pensar desde el hacer(7); es decir, es entrelazar la acción de nuestro cuerpo con nuestro pensar y sentir. Y es que en ese proceso de indagación, nos posicionamos desde lo perceptual. Muchxs por ello creen que los artistas no somos capaces de tomar distancia sobre nuestro proceso creativo. Y claro que lo hacemos, pero en un segundo momento. No necesitamos hacerlo antes porque el lugar desde el cual trabajamos y el lenguaje con el que nos expresamos no son ni la razón ni las palabras. Es la percepción que, dicho sea de paso, es también una forma de pensamiento(8).
Sin embargo, allí, en la Escuela, al calor de este proceso formativo, aprendí algunas cosas más allá de las artes. La primera, es que un proyecto de investigación o innovación, para ponerlo en los términos de moda hoy, puede salir casi de cualquier experiencia propia o ajena. Lo importante es que hay que mirar el mundo con curiosidad, cuestionándolo y cuestionándome a cada momento. La segunda, es que no hay un camino único para construir una propuesta. Sí hay criterios de calidad, de referencia conceptual y contextual que cumplir. Pero como diría Machado(9), investigador “no hay camino, se hace camino al andar”. La tercera, es que no a todxs les va a gustar mi propuesta. Pero si hice mi mejor esfuerzo y lo sustento sólidamente, podrán discrepar de mi idea; pero no podrán invalidarla ni negarla. Los artistas aprendemos a aceptar nuestras obras reconociendo sus fortalezas y limitaciones. Lxs artistas, a estas últimas, las vemos como parte de nuestro proceso de aprendizaje y crecimiento profesional y personal. Y es aquí donde la idea y el poema se encuentran con Comunica Investiga Lab.
Esta aventura es mi camino a Ítaca. Más que una aventura, Comunica Investiga Lab es una experiencia que disfruto mucho, a pesar del esfuerzo. Es mi manera de enseñar/aprender a investigar. Enseñando/ando para aprender/aprehendiendo la teoría, la vida, las metodologías y las ideas del día a día. En la sociedad del siglo XXI, investigar es cosa de todos los días y todas las sangres.
Notas
- Rodríguez, Ch. (2022, marzo, 14). Y así se dijo, hágase Comunica Investiga Lab. Blog de Comunica Investiga Lab [on line] https://comunicainvestigalab.com/y-asi-se-dijo-hagase-comunica-investiga-lab/
- Boyer, E. (1997). Una propuesta para la educación superior del futuro. Fondo de Cultura Económica.
- Entendida
Como una sociedad donde la información se constituye en una importante fuerza productiva y generadora de valor, en medio de una dinámica de participación social e intercambio de saberes, con las tic (Tecnologías de la Información y la Comunicación) como ‘asistente’ de los cambios sociales, organizacionales y culturales (Alva, 2015, p. 267).
Es decir, una sociedad donde la posibilidad de lograr un futuro desarrollado en dimensiones humanas, y sostenible, no reside sólo en las tecnologías sino, fundamentalmente, en las prácticas sociales tanto individuales como colectivas que de ellas se derivan (Marquina, 2018, p. 84).
- Al respecto, Moockus (2012), precisa que “el saber profesional es cada vez menos un saber-hacer decantado a partir de la práctica profesional y sus tradiciones y es cada vez más el resultado de investigaciones especializadas relativamente autónomas con respecto a la práctica profesional ordinaria. Sociológicamente esa cientifización de las profesiones se expresa en el hecho de que prácticamente cada comunidad profesional empieza a reestructurarse en torno a su núcleo más cualificado, que se convierte progresivamente en una comunidad cuasi-disciplinaria orientada hacia la investigación”. (p. 86 en Venegas, Esquivel y Turpo-Gebera, 2019, p. 451- 452)
- Vallejo, C. (1937). Los nueve monstruos – Poemas Humanos 1923 – 1938. Recogido en César Vallejo Poesías completas. Editorial Losada, 1949. Trianarts [on line] https://trianarts.com/cesar-vallejo-los-nueve-monstruos/#sthash.LeE0Pw5w.dpbs
- Henk Borgdorff (2005) diferencia entre la investigación sobre las artes, la investigación para las artes y la investigación en las artes. A esta última se refiere cuando habla de la indagación que articula el proceso creativo con la propuesta artística. Para él, este tipo de investigación se refiere cuando se habla de la reflexión en la acción. En realidad pienso que los artistas realizamos los tres tipos de investigación a lo largo de nuestros procesos. Investigamos sobre las artes cuando buscamos referentes visuales o técnicos. También investigamos para las artes cuando exploramos materiales o nos adiestramos en el manejo de técnicas. Pero esos se dan como pasos previos o al margen del proceso creativo en sí.
- Manning, E., & Massumi, B. (2014). Thought in the Act: Passages in the Ecology of Experience. University of Minnesota Press.
- Damasio, A. (2010). Y el cerebro creó al hombre: ¿cómo el cerebro pudo generar emociones, sentimientos y el yo? Ediciones Destino.
- Machado A. (1917). Proverbios y cantares XXIX. Campos de Castilla. http://www.materialesdelengua.org/LITERATURA/HISTORIA_LITERATURA/ANTOLOGIAPOETICA/lamina_machado_proverbioycantares.pdf
Referencias
Arechavala, R. (2001). Las universidades de investigación: la gran Ausencia en México. Revista de la Educación Superior (30) 118, abril – junio 2001, 1 – 5 http://publicaciones.anuies.mx/pdfs/revista/Revista118_S6A2ES.pdf
Gutiérrez, I; Peralta, H.; y Fuentes, H. (2019). Integración de la investigación y la enseñanza en las universidades médicas. Educación Médica, (20), 1, January–February 2019, 49-54, https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1575181318302444
Marquina, O. (2021). Cartografía de los procesos creativos en las artes visuales: más allá de la representación artística en la pintura limeña de hoy. [Tesis de Doctorado] Escuela de Posgrado, Programa de Doctorado de Antropología, Pontificia Universidad Católica del Perú. https://tesis.pucp.edu.pe/repositorio/handle/20.500.12404/18024
Vega, R. (1999). Boyer, Ernest L. Una propuesta para la educación superior del futuro México, Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, Fondo de Cultura Económica, 1997, 163 Revista Latinoamericana de Estudios Educativos (México), (XXIX), 4, 3° y 4° trimestres 1999, 161-165 https://www.redalyc.org/pdf/270/27029406.pdf
Venegas, V., Esquivel, J. y Turpo-Gebera, O. (2019). Reflexiones sobre la investigación educativa y la investigación formativa en la universidad peruana. Revista Conrado, 15 (70), octubre 2019, 444 – 454. http://scielo.sld.cu/pdf/rc/v15n70/1990-8644-rc-15-70-444.pdf