Hacer investigación puede llegar a ser una de las prácticas más solitarias y agobiantes que he experimentado en la universidad. Sentarte frente a la computadora con un documento en blanco que espera por ser llenado y no saber cómo comenzar a escribir algo que tenga coherencia que se vea bien. Así es investigar. Incluso, cuando comencé a escribir esta bitácora no sabía por dónde empezar.
También puede significar revivir momentos dolorosos y difíciles de recordar. La investigación para mi tesis y para el laboratorio se contextualiza en el primer año de la pandemia por la covid-19. En mi proyecto busco investigar en torno a temas de salud colectiva en organizaciones comunitarias en la Amazonía peruana. En específico, estudio el caso del Comando Mático, organización juvenil shipibo-konibo, que se organizó para atender a personas infectadas por la covid-19 en Pucallpa. Durante varias semanas me puse a leer los informes y noticias del año 2020 y me afectó más de lo que esperaba. Fue como entrar en una máquina del tiempo y regresar a ese año. A los meses que viví sola y el único ser con el que mantenía contacto presencial era Missu, mi gatita.
La investigación ya no puede ser objetiva y fría. Nuestras investigaciones nos deben mover y afectar porque, como comunicadorxs, trabajamos con la cotidianidad, con las historias de vida y las subjetividades. Si bien trabajamos con datos, números y estadísticas, lo lindo de investigar en comunicaciones es el protagonismo que toman las particularidades de las personas con quienes trabajamos. Investigar en temas de salud y covid-19 implica tomar con respeto y empatía cada historia. No convertirla en una cifra más.
Otro punto más que he aprendido durante estos meses es que algo lindo de los procesos de investigación es que ya no tienen que ser solitarios. Nuestras investigaciones nunca serán solo nuestras. Son también de las personas que participan con su tiempo e historias, nuestrxs amigxs que se animan a leer lo que escribes y darte comentarios, y de lxs profes y asesorxs que te aconsejan y creen en tu proyecto. Además, las personas que verán el producto final de la investigación formarán parte de quienes nos acompañan en el proceso, pues entramos en un proceso de retroalimentación
Hacer investigación puede ser solitario al momento de escribir, pero hay formas de sentirte menos sola. Este laboratorio me dio la oportunidad de hablar con otras personas que no conocía sobre mi investigación y recibir sus opiniones sinceras. Que me digan que les guste mi proyecto o que me aconsejen vale un montón para mi ser ansioso que no cree en sí misma la mayor parte del tiempo. Como dije al inicio, entrar en un proceso de investigación que puede ser solitario, pero hablar con más personas que se interesan en tu tema y en investigar ayuda un montón. Hablar con personas que, más allá de juzgar tus errores, pueden encontrar los puntos de mejora y aconsejarte.