Seguro que no soy la primera ni la última persona que haya sentido que su vida dio un giro de 180 grados desde que ingresó a la PUCP. En mi caso, la universidad me brindó la posibilidad de relacionarme con muchas personas de diferente clase social, creencia y aprender a convivir con todos en un mismo espacio.
Esto no lo había experimentado antes, yo que venía de un colegio cristiano conservador en el que había estado más de 10 años y criada en una familia católica. Evidentemente, había estado en un espacio bastante cerrado, con los amigos de siempre y criada bajo un pensamiento homogéneo en el que no muchas veces sentí que se me permitía cuestionar.
En cambio, en la universidad, fue todo lo contrario, especialmente, porque nos daban la libertad de conocer y explorar diversos temas a través de la infinidad de lecturas que se nos exigía leer en Generales Letras. Creo que este conocimiento nuevo al que accedemos en la universidad, es sumamente importante porque empezamos a comprender la realidad y es donde empezamos a capacitarnos para tener las herramientas de poder incidir en ella con propuestas de cambio y mejorarla. Una de las formas de incidencia desde la academia es por medio de la investigación.
Creo que aprender a investigar tiene un impacto profundo en lo personal y profesional, porque nos empodera y nos brinda la posibilidad de ejercer una ciudadanía activa, debido a que somos capaces de producir información desde nuestro rol de estudiantes que termina siendo relevante socialmente. Esta reflexión surgió a partir de mi transición del colegio a la universidad, donde sentí que ocurrió un cambio sobre mi actitud ciudadana de pasiva a activa. Tampoco creo que mi actitud ciudadana se convirtió en activa inmediatamente cuando ingresé a la universidad, sino cuando aprendí a investigar y más aún, cuando comencé a interesarme a que esta se visibilice o en el mejor de los casos, llevarla a la acción.
Estoy segura que la universidad nos ahorraría muchos disgustos a los alumnos al momento de investigar, si se cambiase la perspectiva sobre ella, y no solo eso, si se brindará las herramientas necesarias para que esta perspectiva se cumpla. Creo que sería otra la historia si se comenzará a entender a la investigación como una oportunidad en la que los estudiantes podemos comenzar a cocinar nuestras propias iniciativas personales y propuestas de cambio sobre la realidad peruana. Es sabido que el proceso de investigación es demandante y complejo, por ello, es entendible que nosotros, los universitarios no nos sintamos en un primer momento atraídos a ella; sobre todo cuando no tenemos oportunidad de que nuestras investigaciones puedan trascender del salón de clase y puedan ser útiles en la sociedad.
El espíritu investigador que está presente, en todo estudiante, se puede fortalecer si se nos brindan los espacios para poder visibilizar y llevar a la práctica todo lo investigado, al que le hemos dedicado mucho tiempo a lo largo de nuestra carrera. Sería de suma utilidad, que desde el primer ciclo en la universidad, como punto de inicio, se promueva su visibilización en un repositorio del curso; se facilite el acceso a revistas académicas o que se nos brinde la posibilidad de formar parte de grupos de investigación, en el que se mejoraría nuestras habilidades de investigación y en donde nuestro trabajo académico sería tomado con seriedad. Esto es súper importante, que como estudiantes nos sintamos partícipes de estar creando conocimiento que finalmente es útil para construir una mejor sociedad y no se quede solo en un discurso.
La ciudadanía se ejerce y se aprende en la vida cotidiana y en las prácticas sociales concretas, es decir, merced a la participación en la sociedad. Esto es válido para todos y especialmente para los jóvenes y adolescentes. La participación es el eje central para el desarrollo de cualquier ser humano: participar es una necesidad humana fundamental. […] “La participación se da en el momento en que las cosas que uno realiza hacen sentido a la comunidad social a la cual uno pertenece, contribuyendo de esta manera a crearla, y eso pasa solamente en tanto uno tiene presencia, y se tiene presencia cuando se participa, es decir, en tanto las cosas que uno hace cobran sentido para uno” (Maturana, 1999). Al participar socialmente se genera a su vez la identidad, lo que es otra necesidad humana fundamental. (Max Neef, Elizalde y Hopenhayn, 1998, p. 54)
De este modo, la investigación constituye un medio para promover la democracia, en donde nosotros los estudiantes podamos ejercer nuestra ciudadanía con propuestas de cambio con impacto social positivo. Considero que entender y llevar a cabo las investigaciones de esta forma, puede darle un sentido de pertenencia a los estudiantes y encontrarle un sentido social en su investigación, el cual permitiría aproximarse a ella, desde el disfrute y compromiso. Y con ello, de igual manera, puede fomentar a fortalecer el compromiso social profesional en los universitarios a crear propuestas que apunten a construir un Perú mejor.
Bibliografía:
Comisión Económica para América Latina y el Caribe. (2001). Protagonismo juvenil en proyectos locales: Lecciones del Cono Sur. [Archivo PDF]. Santiago de Chile. Recuperado de:https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/2263/1/S2001610_es.pdf
Institucional 15 [Fotografía], por Estudios Generales Letras PUCP, s/a, Web PUCP (https://facultad.pucp.edu.pe/generales-letras/enfoque-tematico-los-cursos-ofrecidos-2017-2/_mg_3271/).
